Mitos sobre la inmigración y la educación bilingüe

This article was originally published in The Notebook. In August 2020, The Notebook became Chalkbeat Philadelphia.

“Los que se vienen para acá son generalmente el tipo de persona más estúpido e ignorante de sus países. Muy pronto serán tantos más que nosotros, que todas las ventajas que tenemos ya no estarán, y en mi opinión no podremos preservar nuestro idioma y hasta el gobierno tendrá problemas”.

¿Será una cita de una personalidad de televisión en contra de la inmigración? ¿Lou Dobbs? ¿Pat Buchanan?

No. Es Benjamín Franklin en 1753, refiriéndose a los inmigrantes alemanes.

La controversia actual sobre la inmigración y sus asuntos correspondientes no es nada nuevo – ni tampoco son los mitos y estereotipos que alimentan esta discusión. Estos son algunos:

Los primeros inmigrantes de Europa no estaban violando ninguna ley; la mayoría de los inmigrantes ahora vienen ilegalmente.

Hasta la I Guerra Mundial, la inmigración de los europeos no tenía restricciones. Aquellos inmigrantes, que al igual que los de hoy estaban impulsados por el deseo de tener mejores condiciones de trabajo y vida, no enfrentaron el problema de hacer algo ilegal.

La mayoría de los inmigrantes actuales están aquí legalmente. Tres cuartas partes de ellos tienen visas legales permanentes.

De la minoría que no tiene documentos, 40 por ciento entraron legalmente pero han violado las restricciones de sus visas temporeras.

Los primeros inmigrantes tuvieron que aprender inglés y no tuvieron problemas con eso; a los de ahora les molesta aprenderlo.

De acuerdo con el censo de EE.UU., 75 por ciento de los inmigrantes de hoy día aprenden a hablar inglés durante los primeros diez años después de llegar. Al igual que con las generaciones pasadas, aunque el dominio del inglés es deficiente en la primera generación, sobrepasa el 90 por ciento en la segunda y prácticamente completo en la tercera.

Los primeros inmigrantes europeos tuvieron la ayuda de muchos servicios bilingües y de escuelas en las que mucha de la enseñanza era en su propio idioma. A mediados de los 1800, muchos estados (incluido Pensilvania) mantenían escuelas públicas con programas bilingües.

Al igual que ahora, no todos los primeros estudiantes inmigrantes hicieron buen trabajo, sino que a menudo sufrieron por que en sus escuelas los recursos eran pocos y la atención dada a sus problemas con el idioma era mínima. En 1911, el servicio de inmigración de EE.UU. encontró que el 77 por ciento de los estudiantes italianos, el 60 por ciento de los rusos y el 51 por ciento de los alemanes tenían uno o dos grados de atraso en la escuela.

Se ha demostrado que la educación bilingüe es un fracaso. La mejor manera de enseñarles a los inmigrantes es con programas en inglés solamente.

De hecho, muchos estudios indican que los programas bilingües de calidad son efectivos mientras que los programas de inmersión en inglés solamente llevan a atrasar a los estudiantes aún más.

El estudio de Thomas y Collier, un análisis completo de 700,000 estudiantes de minorías desde 1982 hasta 1996, concluyó que “solamente los programas de enriquecimiento bilingües de calidad a largo plazo… les darán a los estudiantes de minorías el desarrollo cognoscitivo y académico que necesitan para… tener éxito en inglés, y para sostener sus éxitos a medida que alcanzan los grados de escuela superior”.

Un estudio más reciente en Arizona en 2000 encontró que por tres años consecutivos los estudiantes en programas bilingües lograron puntuaciones significativamente mayores en los exámenes estandarizados de lenguaje que los estudiantes en programas de inglés solamente.

Los inmigrantes no pagan impuestos, pero usan los servicios que el resto de nosotros tenemos que pagar.

El Cato Institute reconoce que los inmigrantes, incluidos los indocumentados, en realidad pagan entre $90,000 y $140,000 millones en impuestos federales, estatales y locales todos los años. Un estudio encontró que los inmigrantes pagan entre $20,000 y $30,000 millones más en impuestos de lo que reciben en servicios, mientras que otro estudio determinó que esa cifra es mucho mayor ($85,000 millones).

Los inmigrantes están retrasando la economía de EE.UU. y robándoles trabajo a los estadounidenses

La más grande oleada de inmigrantes en la historia moderna (durante la década de 1990) coincidió con el índice de desempleo nacional más bajo y el mayor crecimiento económico. Los inmigrantes están mayormente empleados en trabajos poco remunerados que los residentes nacidos localmente no desean o en posiciones especiales, técnicas y profesionales en las que hay escasez de trabajadores.

Los inmigrantes invierten muchísimo en negocios pequeños y otras empresas. Por ejemplo, las compañías en el Valle de Silicio fundadas por empresarios chinos e hindúes generaron aproximadamente 73,000 empleos, de acuerdo con el Brookings Institute. Su beneficio neto a la economía de EE.UU. es aproximadamente $10,000 millones.

El verdadero problema es que la seguridad en la frontera es deficiente.

A finales de la década de los 80, el presupuesto para la seguridad en la frontera se sixtiplicó, el número de agentes de frontera se duplicó, y las patrullas se reforzaron. No obstante, el número de trabajadores indocumentados durante ese periodo se duplicó.

El énfasis actual en tener una vigilancia más fuerte tiene poca probabilidad de mejorar los resultados. Mientras haya una desconexión entre las oportunidades de trabajo y los medios legales para inmigrar, la inmigración ilegal continuará.