Chalkbeat Colorado es un noticiero local sin fines de lucro que informa sobre las escuelas públicas en Denver y otros distritos. Suscríbete a nuestro boletín gratis por email en español para recibir lo último en noticias sobre educación.
La madre de Sabastian Ortega lloró cuando él le dijo que había sido aceptado en la Colorado School of Mines. Él pensó, mientras hablaban por teléfono, que ella estaba llorando de alegría. No lo estaba.
En cambio, a su mamá le preocupaba que la familia pudiera pagar sus estudios: sin ayuda económica del estado, solo la inscripción es $20,600 anuales para estudiantes residentes. Y vivir en el campus puede costar unos $40,000.
“Me afectó mucho”, dijo Ortega. “Acabé llorando cuando colgué la llamada, porque me preguntaba: “¿Cómo voy a pagar por esto?” Se preguntaba después de la llamada: “¿Qué voy a hacer?”
Gracias a un consejero de la secundaria, Ortega solicitó numerosas becas y finalmente consiguió una beca completa para asistir a la Colorado School of Mines, una escuela de ciencias e ingeniería ubicada en Golden. Pero Ortega, de 21 años y ahora estudiante de tercer año, es uno de los pocos habitantes de Colorado con bajos ingresos que ha podido asistir a la universidad pública más selectiva de Colorado.
Entre las universidades públicas, la Mines tiene la sexta tasa de inscripción más baja de estudiantes con beca Pell del país según un análisis de Education Reform Now. En 2020, más de una cuarta parte de todos los estudiantes universitarios de primer año de Colorado recibieron becas Pell, pero en la Mines, solamente un 13.4% tenía esas becas.
Para calificar para una beca Pell, los estudiantes tienen que demostrar necesidad financiera. Entre los beneficiarios del programa Pell, los datos federales muestran que cerca de un 93% son de familias que ganan $60,000 o menos al año.
La proporción de estudiantes que reciben becas Pell en una universidad se ha convertido en un indicador indirecto de cuántos estudiantes de bajos ingresos asisten a una institución. La cantidad de estudiantes con becas Pell es importante porque muestra el grado en que esa institución está ayudando a estudiantes de todas las clases sociales a encontrar oportunidades.
Los líderes de la universidad quieren que la Mines sea más representativa de la composición económica y demográfica del estado. Muchos de sus esfuerzos para conseguirlo — por ejemplo, presionando para que las escuelas K-12 ofrezcan más clases avanzadas de matemáticas y ciencias, estableciendo un programa federal para ayudar a los estudiantes a asistir a la Mines y animando a los estudiantes de pocos ingresos a unirse como comunidad — están todavía en sus inicios. Los administradores dijeron que hubo conversaciones durante años sobre lo que había que hacer, pero que fueron lentos en actuar.
Una lista de metas que la universidad espera lograr en 2024 y más allá incluye llegar a ser “accesible y atractiva para estudiantes calificados de todos los orígenes.” La cantidad de becas Pell ilustra lo lejos que está la escuela de lograr esa meta, y los administradores reconocen que hay trabajo por hacer para conectar a los estudiantes de bajos ingresos con una educación que ofrece una de las inversiones con más retorno económico del país.
El presidente Paul Johnson, que ha dirigido la universidad desde 2015, ha enviado un mensaje a los administradores para “redoblar los esfuerzos para resolver esto”, dijo Sheena Martínez, vicepresidenta adjunta de vida estudiantil para equidad y participación. El puesto de Martínez es nuevo y tiene por objeto elaborar estrategias para ayudar a los estudiantes de minorías raciales y a los que de bajos ingresos. Ella dijo que universidad la escuela está construyendo los cimientos que ayudarán a los estudiantes en los años venideros.
“Estamos trabajando para ser de elite, pero no elitistas”, dijo Martínez. “Y si hablas con estudiantes que provienen de áreas poco representadas, te dirán que históricamente no han visto a la Mines como un lugar disponible para ellos”.
La preparación para una escuela como la Mines empieza desde temprano
Ortega empezó a interesarse por la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) en la escuela intermedia. La secundaria Odyssey Early College and Career Options de Colorado Springs le preparó bien, dice. Cuando se graduó, ya tenía suficientes créditos para un título asociado de universidad.
Su experiencia en la secundaria no es la que tienen todos los estudiantes, dijo.
“La cuestión es que, si no tomas ninguna clase universitaria durante la secundaria, ya estás atrasado”, dijo Ortega.
Los líderes de la Mines saben que esto es un problema. La Mines requiere que los estudiantes tengan conocimientos previos en clases avanzadas como trigonometría, precálculo y química.
Muchos estudiantes de Colorado nunca toman esas clases, y los administradores de la Mines se están comunicando cada vez más con las escuelas secundarias para animarlas a incluir clases rigurosas y que otorguen créditos universitarios en matemáticas o ciencias, dijo Lori Kester, vicerrectora asociada de manejo de inscripción.
“Estamos tratando de comunicarnos con los orientadores de las escuelas secundarias y asegurar que encaminen bien a los estudiantes desde temprano para que puedan ser admitidos en la Mines”, dijo Kester. “Eso es realmente crítico para nuestro éxito”.
Los líderes de la Mines han creado algunas oportunidades para preparar a los estudiantes de pocos ingresos y lograr que se interesen por la universidad. Pero tienen limitaciones.
Programas como The Challenge Program preparan a los futuros estudiantes con clases de matemáticas y ciencias y seminarios sobre el manejo del tiempo y el estrés. La universidad ofrece programas de tutoría en la escuela intermedia DSST: College View Middle School, en el suroeste de Denver y donde casi todos los estudiantes proceden de familias de minorías raciales, y envía a estudiantes de la Mines a trabajar como voluntarios en escuelas de todo el estado.
La universidad también cuenta con un programa de verano que les permite a estudiantes de undécimo y duodécimo grado de minorías raciales, de primera generación o de bajos ingresos vivir y aprender en el campus.
Las iniciativas más recientes incluyen el programa Upward Bound Math Science Program en la escuela Alameda International Jr./Sr. High School. Se trata de un programa financiado con fondos federales en el que muchas universidades de todo el país han participado por décadas para ayudar a los estudiantes en desventaja.
Incluso cuando las escuelas empujan a los estudiantes hacia los programas STEM, es difícil conseguir que ellos persistan en ese campo, dijo Analise González-Fine, directora de iniciativas universitarias de la red de escuelas chárter DSST. La escuela se enfoca en desarrollar las destrezas en el campo STEM, pero muchos estudiantes quizás nunca terminen en una universidad como la Mines, dijo ella.
Alrededor de un 55% de la clase graduanda de 2022 de la escuela tenía intenciones de ir a una universidad STEM. Y un 25% de los estudiantes de familias de pocos ingresos dijeron que irían a una universidad STEM, dijo González-Fine.
Ortega estuvo a punto de tomar un camino diferente — como tantos otros
Cuando llegó el momento de solicitar admisión a las universidades, Ortega no tenía otra opción — solamente solicitó admisión a la Colorado School of Mines. Él sabía que quería ser ingeniero medioambiental especializado en recursos de agua.
Participó en los programas de la Mines, por ejemplo, el Challenge. No obstante, las finanzas no funcionaron. Consideró unirse a la Guardia Nacional o dejar la universidad por un año para trabajar y ahorrar.
“Sentía que era la única forma de pagar la universidad”, dijo Ortega.
El costo de asistir a la Mines es sin duda el mayor factor decisivo para los estudiantes que quieren asistir a esa universidad, dijo Ortega.
Jill Robertson, directora de ayuda financiera, dijo que la universidad tiene programas de grants para los residentes de Colorado basadas en mérito (no en necesidad económica). La institución también ha redoblado sus esfuerzos para encontrar donantes que ofrezcan becas y ayudas para esos estudiantes.
La universidad también se ha asociado con las universidades comunitarias del estado, donde los estudiantes pueden obtener créditos para un diploma de la Mines pero sin tener que pagar la matrícula de la Mines.
Robertson dijo que la universidad ha tratado de limitar los aumentos en la matrícula anual para que coincidan con la tasa de inflación. Sin embargo, el estado gastado menos en educación superior en las últimas tres décadas, y por lo tanto todas las universidades del estado han aumentado sus precios de matrícula.
Hace diez años la universidad les cobraba alrededor de un cuarto menos por semestre a los residentes del estado. Los aumentos han perjudicado aún más a los estudiantes de bajos ingresos del estado, especialmente cuando las becas Pell solamente pagan hasta unos $6,900 al año, mucho menos que el costo anual para asistir. Por otro lado, las ayudas estatales solamente cubren una parte del costo para los residentes.
“Realmente tratamos de mantener el costo en un nivel razonable”, dijo Robertson. “Pero educar ingenieros realmente buenos es caro.”
No basta con admitir estudiantes. También necesitan apoyo.
La mayoría de los estudiantes de la Mines se gradúan en seis años, alrededor de un 83%, según datos federales. Pero en ese mismo plazo, la cifra de estudiantes de bajos ingresos que se gradúan de la Mines es menos, cerca de un 75%. Y la Mines no es la única universidad en la que eso ocurre. Las tasas de graduación de los estudiantes con becas Pell son más bajas en las universidades de todo el estado.
Ortega dijo que vio cómo amigos con antecedentes similares abandonaban los estudios en mayor proporción que sus amigos con mejor nivel económico. Muchos no podían equilibrar sus trabajos con la pesada carga de estudios, dijo. Los estudiantes de minorías raciales que quedan son mayormente estudiantes internacionales.
“Uno de mis amigos, su papá es dueño de una empresa petrolera”, dijo Ortega. “Por eso es difícil establecer una conexión cuando se trata de esa parte de su vida”.
La universidad ha empezado a reunir a estudiantes de primer año de orígenes similares para que puedan formar una comunidad que entienda sus luchas, dijo Martínez. La esperanza es que los estudiantes tengan un grupo de compañeros que les ayude en el camino.
Ortega dijo que ha visto que la escuela también se enfoca más en su Programa Multicultural de Ingeniería, que comenzó en 1989. Desde que él empezó en la Mines, ha visto más eventos y más administradores que aparecen para hablar de servicios financieros, de tutoría o de consejería, dijo.
“Creo que por fin se han dado cuenta de que tienen realmente que ayudar a estos estudiantes”, dijo Ortega. “Creo que se han dado cuenta de que para ayudar de verdad a estos estudiantes, tienen que lograr que ellos por fin sientan que pertenecen aquí”.
Ortega también intenta poner de su parte. Trabaja en la oficina de ayuda financiera varias veces a la semana. Su objetivo es que los futuros estudiantes de entornos como el suyo sepan que tienen un sitio en la Mines.
No quiere que ninguna mamá se preocupe o llore por el costo de la universidad, porque hay opciones. También intenta decirles a los estudiantes y padres que Mines ayudará a los estudiantes a conseguir trabajos que les darán dinero y contribuirán a cambiar el mundo.
“Es algo que me hubiera gustado que mi mamá tuviera”, dijo Ortega, “que alguien le dijera ‘todo va a salir bien’”.
Jason Gonzales es reportero que cubre temas de educación superior y la legislatura de Colorado. Chalkbeat Colorado colabora con Open Campus en periodismo sobre el tema de educación superior. Para comunicarte con Jason, escríbele a jgonzales@chalkbeat.org.